Mentalizarnos para el cambio
Nuestras creencias condicionan nuestras acciones.
Cada persona crea su modelo de pensamiento, su creencia de cómo tiene su autoestima: todo condiciona lo que cada persona hace, basándose en la capacidad humana de abrazar los defectos, perseverar y creer que un cambio personal es posible.
En la vida por lo general nos encontramos con 2 clases de personas, las que se cierran a la idea de cambiar y las que abren su mente a los cambios que lleguen para recibirlos de la mejor manera. Las personas con una mentalidad fija, que se estancan en los aspectos negativos de su vida, creen casi imposible que el cambio se pueda alcanzar. Pero las personas dispuestas al cambio son las que tienen abiertas las puertas a crecer y mejorar de forma más rápida.
Aquellas personas con una mentalidad fija se sienten condicionadas, creen que serán exitosos en algo porque han nacido con determinada habilidad y frente a cualquier fracaso bajarán sus expectativas y se rendirán. Estas personas están constantemente esperando la aprobación de los demás, solo intentarán aquello para lo que creen que tienen habilidad, y les resulta altamente frustrante cualquier error que cometan.
Por el contrario, aquellos que tienen una mentalidad de crecimiento se encuentran en constante evolución, siempre progresando y aprendiendo, adaptándose a los cambios y superando todas las dificultades, dispuestos a crecer, a potenciarse. Estos están convencidos que pueden triunfar en cualquier actividad si se dedican y se esfuerzan en lo que sea necesario para lograr los mejores resultados.
Pero la idea del cambio, ya sea de forma negativa o positiva, nos puede generar dudas…
¿Merezco o no merezco esto?
Constantemente las personas cuestionan las situaciones de la vida, condicionando a pensamientos recurrentes como: “Si yo no soy bueno, no merezco ser feliz” y es de esta forma que saboteamos hechos positivos de nuestra vida. El simple hecho de pensar si soy o no merecedor de algo, lleva implícita la idea que algo debo haber hecho mal, y no tengo derecho a ganar lo que se me ha otorgado.
Autoestima.
Es uno de los factores principales que nos detienen o impulsan al cambio, una autoestima baja es un motivo principal de por qué nos saboteamos nosotros mismos en situaciones buenas de nuestra vida, pero incluso una autoestima alta puede jugarnos una mala pasada. Nuestra autoestima es fundamental para nuestro cambio; sin embargo, debemos tener claro el cambio que queremos lograr, el cambio que estamos dispuestos a aceptar y el que debemos dejar entrar a nuestras vidas, no cerrar nuestra mente a las cosas buenas que nos pueden suceder y no sabotear las cosas buenas que nos están sucediendo.
Cambiar este aspecto de nuestra vida no es fácil, ni instantáneo, pero podemos trabajar en ello para lograrlo gradualmente. La autoestima crece conforme vamos consiguiendo cosas, metas grandes o pequeñas que demuestra que somos capaces, sintiéndonos merecedores de todo lo bueno que nos sucede.
Mi percepción personal
Este factor es tan importante como el anterior, pues nos ayuda a conocernos más a fondo. Así que pregúntate a ti mismo lo siguiente…
¿Qué es el éxito para mí?
¿Qué considero fracaso?
¿Qué quiero cambiar?
¿Qué quiero eliminar?
¿Qué quiero mejorar?
¿Qué quiero conservar?
Detectar nuestra mentalización al cambio
Registra la forma en que detectas y piensas las situaciones.
Crea coherencia entre lo que se desea alcanzar y lo que haces para lograrlo.
Identifica el factor negativo que te impide percibir el cambio.
Tu forma de percibir las acciones y las consecuencias de estas.
Después de responder estas dudas sobre ti mismo, tu mentalización al cambio estará más clara. Pues se convertirán en una guía para lo que quieres lograr, en lo que puedes avanzar e identificar los aspectos que te podrán detener.
Si quieres aprender más de tu ser, aprender y aceptar más de lo que el universo te puede ofrecer, puedes buscar más información de Coach Cuántico con John Hanley, y emprender una transformación cuántica. Mentalizando el cambio que quieres recibir y puedes lograr.